Ellos escuchan todas las recomendaciones de su líder y se preparan, ya están casi listos para partir, todos los consejos han sido asimilados; y, cuando la roja señal se presenta, se convierten en la Tribu de Elohim.
Lo que sucede de aquí en más es reconstruido según las palabras escritas en los libros (ya que desde siempre se ha hablado de Ellos): viven en tiendas que levantan alineadas con las estrellas, todas en torno a la tienda del Arca. Son guiados por el Mensajero del Verbo, y el Verbo de Dios encuentra en Ellos suelo fértil para manifestarse.
El día a día de
esta tribu del Ëxodo está cuidadosamente escrito y detallado. Dedicaban cada
día de sus vidas al cuidado de sus rebaños y a fomentar las buenas relaciones
con sus vecinos, a quienes consideraban iguales que a sí mismos. Si bien estos
“elegidos” no sembraban el trigo sí lo cribaban y aventaban, fabricando con su
harina panes que comían como si fuera el más sagrado mandamiento. No mantenían
relaciones sexuales, no se ocupaban en riquezas ni lujos, y su placer más
sofisticado era sumergir sus cuerpos en el agua fría.
Cuando luego de más de 40 años de vagar tras el Arca el Mensajero muere, su sucesor los deposita en una cueva en un lugar que nadie conoce, justo antes de atravesar las aguas hacia la Tierra Prometida.
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